Fray Luis de León.
El “Patio de Escuelas Mayores”, uno de los rincones más bellos de Salamanca, con la impresionante fachada en el emblemático edificio de la Universidad, una joya del arte Plateresco Español. Esta Universidad brillaba con luz propia en el siglo XVI y los estudiantes que venían a estudiar a Salamanca eran tan numerosos que duplicaban la población de la ciudad. Gente moza y bullanguera que daban vida y alegría a las calles salmantinas.
Entre luces y sombras de este “Patio de Escuelas Mayores” sobresale la estatua de Fray Luis de León, religioso agustino nacido en Belmonte (Cuenca) y unido estrechamente a la Salamanca del S. XVI. De familia de judíos conversos, juristas y de posición acomodada. Con 14 años viene a estudiar a Salamanca y de despierta en él su vocación religiosa por la que ingresa en el convento de los Agustinos.
De gran inteligencia, catedrático, poeta, traductor. El conocimiento que tenía del griego y del hebreo le facilita el acceso a los textos originales de la Biblia y critica las traducciones que se hacen de los textos bíblicos al latín porque respetaban poco los textos en la versión hebrea.
Fray Luis de León es símbolo de la resistencia y de la lucha intelectual frente al poder opresor de la Inquisición por la que fue detenido, encarcelado y privado de su libertad durante años. Este es el hecho que más conocemos de Fray Luis de León, cuando vuelve a su cátedra y empieza su clase con el célebre: “Como decíamos ayer…” y continúa justamente donde había dejado su clase casi 5 años atrás. Otro hecho importante referente a este fraile agustino es que fue nombrado para la comisión de reforma del calendario gregoriano, el calendario actual por el cual se rige prácticamente todo el mundo y que tuvo su germen en la Universidad de Salamanca.
Considerado uno de los filólogos más sobresalientes de su época, no vio publicada su obra en vida. La primera edición que tenemos de su obra es la que hizo Quevedo cuarenta años después de su muerte.
«Al salir de la cárcel»
Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa,
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa,
y a solas su vida pasa,
ni envidiado ni envidioso.
(Oda XXIII – A la salida de la cárcel)
Fray Luis de León
AL MAESTRO FRAY LUIS
Hacia el Patio de Escuelas,
encamino mis pasos.
Pienso en el gran maestro,
que la universidad nos ha dejado.
Ha traducido
El Cantar de los Cantares.
A su sobrina monja
se lo ha entregado.
¡ Ese ha sido su pecado !
En libertad, defendió sus ideas,
y le encarcelaron por cuatro años,
Que a la voluntad del mas fuerte,
Inquisición le llamaron.
Nunca le hicieron justicia.
Ellos solamente se justificaron.
Continuó con sus clases,
explicando con autoridad,
los textos sagrados.
En la flecha, tuvo un huerto,
por su mano plantado.
Con la misma que tradujo,
textos por él interpretados.
Su mirada transmite serenidad
y sosiego.
Su mano se acerca a los de abajo,
ese fue tu secreto.
Lo natural y lo sencillo,
con la felicidad, se dan la mano.
Junto con unos compañeros,
la primera escuela salmantina
de poesía,
has logrado.
Esta tu universidad, no te olvida.
En lugar privilegiado, te ha colocado.
¿ Sabremos nosotros, como tú,
defender lo que pensamos ?
¡ AMIGO FRAY LUIS !. Agustino y sabio.
¡ Saberes, en poemas guardados !
Manuel Mena, con qué bonito poema has expresado el encarcelamiento de Fray Luis de León, esa gran injusticia que sufrió el inteligente y sabio maestro agustino, quizás fuera ese su pecado, saber demasiado. Muchísimas gracias por compartir con nosotros tu saber.
Saludos,
Teresa